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Despertar la fe de los pueblos: A 65 años del viaje de Fidel Castro a Sudamérica (I)

Fecha: 

01/05/2024

Fuente: 

Cubadebate

Autor: 

Abril de 1959. Durante su estancia en Nueva York, Fidel recibe una invitación del presidente argentino Arturo Frondizi para participar en Buenos Aires, en la Conferencia de los 21, iniciativa del mandatario brasileño Juscelino Kubistchek, en la que se abordarán los problemas económicos de la región.
 
Cuando viajábamos rumbo a Trinidad, donde haríamos escala para continuar a América del Sur, al sobrevolar La Habana algunos de los periodistas que lo acompañábamos improvisamos una conferencia de prensa.
 
La conversación realizada en la cabina de la nave se transmite en directo para el pueblo cubano por las ondas de Radio Rebelde. Una entrevista a 19 500 pies de altura. Eddy Martín actúa de moderador.
 
La primera pregunta se la hace este enviado especial, y está relacionada con el mitin efectuado unos días atrás en el Parque Central de Nueva York. En su respuesta, Fidel afirma:
 
Tiene su valor simbólico, su valor moral y su valor emocional, y entiendo que pasará como un gran evento en la historia de la política de nuestro país y también entre los grandes triunfos de Cuba y de nuestra Revolución, porque allí se reunió una masa enorme de ciudadanos cubanos, latinoamericanos y norteamericanos que atestiguan la admiración y la simpatía que se ha sabido ganar en el mundo nuestra causa.
 
Al preguntársele sobre la Conferencia Económica de los 21 en Argentina, donde hablará el 2 de mayo de 1959, expresa:
 
Vamos a Buenos Aires a mantener los puntos de vista de la Revolución Cubana sobre los problemas económicos de América, y esperamos encontrar la coincidencia de los demás pueblos hermanos de América Latina y de los demás pueblos del continente americano por cuanto entendemos que es hora ya de buscar verdaderas soluciones a lo que constituye la fuente de las grandes preocupaciones, los grandes trastornos sociales, económicos y políticos de América, que son el subdesarrollo y la crisis crónica que en el orden económico están viviendo los pueblos latinoamericanos.
 
A las 11:07 de la noche del miércoles 29 de abril, Fidel llega a Puerto España, Trinidad, y es recibido por el Primer Ministro Erick Williams.
 
El jueves 30 se emprende vuelo hacia Sudamérica. El turbohélice de Cubana se posa en el campo de aterrizaje de Sao Paulo, donde realiza una escala de pocas horas.
 
Tan pronto como se conoce la noticia del arribo de Fidel, la multitud comienza a congregarse frente al hotel Excélsior. El viajero enfrenta otra vez las cámaras y la prensa.
 
—América Latina debe mejorar su mercado interno a fin de realizar mayor progreso económico...
 
Más adelante:
 
—Las dificultades económicas de mi país son las mismas que las de los demás países latinoamericanos. Nuestras aspiraciones son las mismas en toda América Latina.
 
El viajero marcha bajo el signo de la prisa. No es posible preparar un programa formal pues el presidente Juscelino Kubistchek lo espera en Brasilia.
 
La futura capital a 1 200 pies sobre el nivel del mar se levanta en medio de un lujuriante panorama de selva. La naturaleza retrocedía vencida por la acción creadora del hombre. La genialidad del arquitecto Oscar Niemeyer se puede apreciar en las obras terminadas. Muestra de ello es el Palacio de la Alborada, sede presidencial, donde se celebra el encuentro entre el mandatario cubano y el brasileño. Fabuloso edificio, hecho de vidrios coloreados y de mármol blanco, proyectado en armonía con las largas líneas del horizonte montañoso.
 
La entrevista con el Presidente de la gran nación del sur transita entre tazas de aromático café. La expresión satisfecha con la que luego respondieron a los periodistas sirve de índice para medir el balance de la charla.
 
—Da gusto hablar con un hombre que puede realizar un sueño, dijo Fidel, porque entre otras cosas, tiene el respaldo del pueblo.
 
Kubistchek, apoyando su mano en el brazo del Primer Ministro, manifiesta:
 
—Fidel es un gran héroe de Cuba. (…) Siento que la noble nación cubana toma nuevos caminos de paz, fe y prosperidad.
 
La noticia de la proximidad de Fidel acrecía la expectación en Buenos Aires. El propio Comité de los 21 pasaba a un plano secundario, como si el evento entrara en un compás de espera, pendiente del pronunciamiento destinado a insuflarle dimensión y contenido.
 
Detrás de los bastidores, en laboriosos conciliábulos diplomáticos se allegaron fórmulas para designar al Presidente de la reunión. Por su jerarquía, el cargo correspondía al Primer Ministro de Cuba. De otro lado, conforme a inocuos formulismos, apunta el nombre del delegado de Nicaragua. Finalmente se acuerda en escoger al canciller argentino Carlos A. Florit.
 
En realidad, a Fidel no le interesa ni le apetece el tedioso papel de director de debates. Le mueve un afán más alto, y su mismo rango humano no necesita otro escaño que la silla de la delegación isleña. Por su voz va a hablar la esperanza de América. Un héroe de nuestro tiempo.
 
Desde que se anunció el viaje, la embajada cubana en Buenos Aires se vio asediada por centenares de llamadas. Instituciones porteñas de todo tipo, representativas de las clases sociales, quieren ofrecer tribuna al legendario guerrillero.
 
Argentina vive una hora difícil, bajo el agobio de problemas sociales y políticos. Se desarrolla una marejada de huelgas y se ha decretado el estado de sitio.
 
En semejante clima de agitación colectiva, la presencia de Fidel representa un impacto emocional de alcance imponderable. Las esferas oficiales no disimulan su preocupación. El nerviosismo aumenta cuando se proyecta un documental que refleja los recibimientos y actos multitudinarios de Washington y Nueva York.
 
La acogida, a la 1:37 de la madrugada del viernes 1ro. de mayo, sirve de termómetro para calibrar los sentimientos populares. A pesar de la hora y del intenso frío, una inmensa multitud, rompiendo los cordones policiales, se hace presente en el aeródromo de Ezeiza a unos 40 kilómetros de la capital.
 
En los alrededores del hotel Alvear Palace, alojamiento del visitante, se repiten las escenas de los Estados Unidos. En el silencio y la quietud de un 1ro. de mayo sin manifestaciones públicas ni desfiles obreros, la zona aledaña pone una nota de excepcional animación.
 
El viernes Día de los Trabajadores, receso para el proletariado mundial, es de intenso esfuerzo para el Primer Ministro. No sale a la calle, sino que permanece en sus habitaciones, leyendo y estudiando los discursos pronunciados hasta ese momento en la Conferencia de los 21. Junto a él, Regino Boti y otros miembros de la delegación. En el transcurso de la jornada recibe al canciller Florit.
 
En fotos, Viaje de Fidel a Sudamérica

Fidel Castro como parte de su viaje hacia Buenos Aires realiza una escala técnica en Puerto España, Trinidad y Tobago. Es recibido por el Primer Ministro Eric Williams, 29 de abril de 1959. Foto: Sitio Fidel Soldado de las Ideas.
Fidel Castro en su visita a Brasil sostiene conversaciones con el entonces presidente Juscelino Kubitschek en Brasilia, 30 de abril de 1959. Foto: Sitio Fidel Soldado de las Ideas.
Fidel Castro en su visita a Brasil sostiene conversaciones con el entonces presidente Juscelino Kubitschek en Brasilia, 30 de abril de 1959. Foto: Sitio Fidel Soldado de las Ideas.
Fidel Castro en su visita a Brasil sostiene conversaciones con el entonces presidente Juscelino Kubitschek en Brasilia, 30 de abril de 1959. Foto: Sitio Fidel Soldado de las Ideas.
Fidel Castro en su visita a Brasil ofrece declaraciones a la prensa, 30 de abril de 1959. Foto: Sitio Fidel Soldado de las Ideas.
Fidel Castro en su visita a Brasil ofrece declaraciones a la prensa, 30 de abril de 1959. Foto: Sitio Fidel Soldado de las Ideas.