Siempre florecer
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En hermoso y perenne gesto de continuidad con un abuelo, un padre, un hermano, un amigo, las nuevas generaciones de cubanos acompañaron al Comandante en Jefe de la Revolución Cubana hasta su última morada. Niños, adolescentes y jóvenes salieron a abrazar y entregar mucho amor al hombre que siempre confió en ellos, y nadie puede negar que a partir de 1959, gracias a él y al proyecto político de la Revolución que fundó, los sectores juveniles no solo se vieron masivamente implicados en los cambios que ha vivido el país, sino que disfrutan de amplias garantías sociales, económicas y políticas.
Durante los días de dolor y compromiso que vivió nuestro pueblo y amigos del orbe, ahí estuvo esa juventud de la cual el mismo Fidel dijo que creer en ella es ver, además de entusiasmo, capacidad, energía, responsabilidad; además de juventud, ¡pureza, heroísmo, carácter, voluntad, amor a la patria, fe en la patria! ¡Amor a la Revolución, fe en la Revolución, confianza en sí mismos!, convicción profunda de que la juventud puede, de que la juventud es capaz, convicción profunda de que sobre los hombros de la juventud se pueden depositar grandes tareas.
Los pinos nuevos estuvieron en cada sitio arropando a ese eterno joven rebelde que nunca los abandonó, lo mismo en una marcha, en un congreso, pronunciando un discurso, el Fidel del intercambio de tú a tú, que siempre los tomó de la mano y condujo por el mejor camino de la vida; el Fidel que aun cuando enfermó reservó un lugar privilegiado para los jóvenes con inmensa sabiduría, visión de futuro y claros mensajes. El líder de la Revolución admiró a los más nuevos y estos le respondieron: ¡Yo soy Fidel!
Y es que fueron jóvenes también quienes no dudaron en apoyar su Reflexión y manifiesto para el pueblo de Cuba, del 18 de junio de 2007. Entonces el Buró Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas emitió una declaración, que se publicó en las páginas de este diario y, ante ello Fidel aseveró que si los jóvenes fallan, todo fallará, pero aseguró que en su más profunda convicción, la juventud cubana luchará por impedirlo y aseveró: «Creo en ustedes».
Recordemos, además, el modo en que los niños y adolescentes reconocen a Fidel como el Pionero Mayor. Habrá que recordar aquella imagen suya preguntando: «¿Quiénes pueden ser pioneros? Los que se portan bien, los que no son egoístas, los que son buenos compañeros, los que estudian, los que atienden en clase, los que son disciplinados». O quizá asegurando: «Y yo les quiero decir hoy que nosotros confiamos en nuestros pioneros, y que estamos seguros de que los pioneros sabrán construir el futuro de la Patria».
Fue en 2008, tras el XI Congreso de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media, organización fundada un día como hoy, que el líder de la Revolución también expresó: «¡Adelante, jóvenes estudiantes cubanos! Luchemos contra el egoísmo, la vanidad y la estéril ambición de gloria, que son víboras devoradoras de almas humanas; llevemos las ideas y la conciencia siempre cuesta arriba, junto a nuestros gloriosos antecesores».
Y en 2010, a pocos días del inicio de otro curso escolar y ante el peligro de una nueva guerra en el Medio Oriente, con imprevisibles consecuencias para el mundo, el eterno joven rebelde habló a los estudiantes universitarios. Era 3 de septiembre y volvía a la escalinata de la Universidad de La Habana, «a la que nunca imaginé volver». Fue el primer acto masivo y abierto al que asistía desde que enfermó, y frente a la amplia representación de jóvenes de la Educación Superior, del estudiantado y la juventud en general de la capital, reunidos allí, leyó un mensaje sobre el derecho de la especie humana a preservar la vida. Se pronunció en contra de la guerra y por un futuro de paz para todos.
Otros recordarán, más cercano en el tiempo, el 26 de enero último, cuando en un mensaje a sus «compañeros de la Federación Estudiantil Universitaria», que lo invitaban a celebrar sus 70 años de ingreso a la Universidad de La Habana, Fidel advirtió que «las ideas revolucionarias han de estar siempre en guardia a medida que la humanidad multiplique sus conocimientos». Son ideas que los jóvenes en esta nueva era han de multiplicar como abanderados del futuro, de la sociedad más perfecta y guías para otros bisoños de Nuestra América y del mundo.
Ya lo decía Raúl la noche del 3 de diciembre en el acto político en homenaje póstumo al Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, en Santiago de Cuba: «En medio del dolor de estas jornadas nos hemos sentido reconfortados y orgullosos, una vez más, por la impresionante reacción de los niños y jóvenes cubanos, que reafirman su disposición a ser fieles continuadores de los ideales del líder de la Revolución».
Son esos niños, adolescentes y jóvenes que se aferran a la esperanza y que han de ser mejores en el estudio, en el trabajo y en la defensa de la nación para seguir empinados en el paradigma de Fidel que, como Martí, «florece en el alma de la Patria» y «la estrella como un manto, en luz lo envuelve».