A su hermano Ramón Castro desde la cárcel
Querido hermano:
Únicamente estando yo preso te decides a hacerme algunas líneas; las recibí con mucho agrado y te contesto inmediatamente.
Estamos bien. Con hoy tengo 35 días en prisión. No te vayas a imaginar que los estoy contando como quien lleva una carga penosa. En realidad han pasado rápidamente. Yo creo que los peores días de la cárcel no son los primeros, cuando falta mucho y el espíritu se acomoda a la espera larga, sino los últimos, cuando falta poco y la idea de la próxima libertad nos impacienta por alcanzarla.
Algo así sucedía cuando estábamos pupilos en el Colegio: el mes de Septiembre lo tomábamos con calma y en cambio el de Junio con desesperación. Después de todo para mí la cárcel es un buen descanso, que solo tiene de malo el que sea obligatorio, pero si no es así ¿Cómo me tomaría yo un descanso?
La vida es según sepamos interpretarla. Por lo general el hombre nunca está satisfecho. Ni rico ni pobre, ni bien ni mal.
Si estamos libres, nos preocupan otras cosas; si estamos preso, pues nos preocupa estar libres; así, todo es una cadena que cuando se comprende bien nos da serenidad para todo. ¿Por qué, principalmente para mí la cárcel es llevadera? Porque aprovecho el tiempo… leo mucho y estudio mucho. Parece increíble, las horas pasan como si fuesen minutos, y yo que soy de temperamento intranquilo me paso el día leyendo, apenas sin moverme para nada.
Además, no sufro ningún género de arrepentimiento, en la más completa convicción de que me sacrifico por mi patria y cumplo con mi deber; eso indiscutiblemente un gran estímulo. Más que mis penas personales, me entristece el recuerdo de mis buenos compañeros que cayeron en la lucha. Pero los pueblos solo han avanzado así, a base del sacrificio de sus mejores hijos. Es una ley histórica y hay que aceptarla.
Es necesario que le hagas ver a mis padres, que la cárcel, no es la idea horrible y vergonzosa que ellos nos enseñaron. Tal es solamente cuando el hombre va a ella por hechos que deshonran; jamás cuando los motivos son elevado y grandes; entonces la cárcel es un lugar muy honroso.
Me parece acertado lo que me propones sobre mi defensa, y así lo he estado pensando desde el primer momento. El juicio lo han transferido ahora para el día 21. [...]
Para escribirte me resulta cómodo que me envíes siempre el sobre con los sellos.
Hoy no seré más extenso.
Muchos recuerdos para todos en esa, familiares y amigos, y tú recibe un abrazo de tu hermano, que no está ni desalentado ni vencido.
Fidel.